De repente algo cayó de un bolsillo y mi vida y la de mi familia cambió
para siempre.
Desde que tengo uso de razón, mi familia había sido como el rotar de las aspas de un molino, siempre girando sin cesar, al vaivén que marcan los vientos de la decencia y de las buenas formas y debo confesar que de esa manera nos había ido siempre aparentemente bien.
Mi padre era un respetable cargo de un partido político, siempre dispuesto a mostrar su cara más agradable de puertas afuera, siempre con sus códigos y sus reglas, sus estereotipos y sus consejos, los cuales a menudo no eran requeridos, pero aún así, predicados una y otra vez hasta la extenuación y el hastío, retazos arcaicos venidos de otras épocas ya remotas.
Desde que tengo uso de razón, mi familia había sido como el rotar de las aspas de un molino, siempre girando sin cesar, al vaivén que marcan los vientos de la decencia y de las buenas formas y debo confesar que de esa manera nos había ido siempre aparentemente bien.
Mi padre era un respetable cargo de un partido político, siempre dispuesto a mostrar su cara más agradable de puertas afuera, siempre con sus códigos y sus reglas, sus estereotipos y sus consejos, los cuales a menudo no eran requeridos, pero aún así, predicados una y otra vez hasta la extenuación y el hastío, retazos arcaicos venidos de otras épocas ya remotas.
Mi madre era un dechado de virtudes, su único fin en la vida era servir
incondicionalmente a la humanidad con su vida y pasar a la siguiente, según
ella creía, con inquebrantable fe, siguiendo las pautas marcadas desde su más
tierna infancia; respeto y sumisión fueron siempre sus preceptos. Mi hermana
fue instruida bajo la misma receta y con los mismos ingredientes que
conformaban el menú de su alter ego, mi madre.
La vida en casa era o parecía ser feliz, nadie preguntaba y creo que
aunque todos lo intuíamos, a nadie le interesaban las respuestas, tampoco
importaban las constantes llamadas de teléfono, sus camisas manchadas de
carmín, sus billetes arrugados y los perfumes baratos que enturbiaban las ideas
y que aunque no inadvertidos, parecían quedar ocultos tras la nebulosa del
perfecto matrimonio. Nuestra máxima era callar y seguir adelante, él traía el
dinero a casa, pagaba nuestros estudios, mantenía nuestros caprichos y sostenía
nuestro status, aunque fue mamá quien en realidad llevó porvenir a aquél
matrimonio de apariencias, él era el rey, nosotros éramos sus vasallos, mi
madre la concubina y las más de las veces meretriz de sus deseos y pasiones
ocultas, pero nunca nos quejamos, nunca hubo una palabra más alta que otra, y
si la hubo, siempre se mantuvo en el silencio, más aún, os confieso que yo
siempre ansié ser como él.
Yo, creo que no os he hablado aún de mí. Crecí escuchando como mi padre
se desvivía en halagos hacía su hijo, que si era su viva imagen, que si algún
día heredaría su posición y cargos, como si estos fuesen hereditarios, o lo
son, no lo sé. Bueno en fin, mientras mi hermana era un objeto que parecía
pertenecer sólo a mi madre y parecía poseer un destino ya marcado en su camino;
el mismo que el de ella. Yo era un machote que sin duda llegaría a ser un “Don
Juan” de bar de carretera, un ilustre aficionado a las putas y al alcohol, en
resumen, una copia de mi padre, un hombre cabal, de esos que se visten por los
pies.
¡Que absurda es la vida! cuando el drama de la verdad está oculto tras
la farsa las apariencias. Esta mañana mientras mi madre doblaba y discretamente
registraba mi ropa, algo a lo que, en un principio, no prestó atención cayó de
mis bolsillos, una solicitud de matrimonio en el registro civil y aunque en un
principio no recayó en los nombres que aparecían en el papel, más tarde cayó en
la cuenta, y todas sus sospechas se confirmaron, el nombre que aparecía en la
solicitud era el mío y el de mi pareja. Como ya habréis supuesto soy
homosexual, mis amigos ya no son tan amigos, mi madre asiste cada vez más a
misa del brazo de mi hermana, mi padre abandonó el partido, ahora se dedica a
sus viñedos y a sus amantes, mi pareja y yo nos casaremos en octubre, si el
tiempo y la autoridad lo permiten.
Un saludo y espero que os guste