"Dedicado a todos aquellos que intentamos nadar contracorriente en el ámbito cultural de las Islas Canarias"

30 de octubre de 2011

DIOSES DESTERRADOS

Éramos, mucho más que un verbo conjugado

mucho más que un puñado de letras al contado,

mucho más que un deseo, entre dientes susurrado,

éramos, como feroces animales con el pelo alborotado...


Fuimos, como actores de un teatro imaginado,

como cartas sin remite, como dioses desterrados,

como el lento discurrir de las miradas que hacen daño,

fuimos, como el bálsamo que cura los desgarros casi sin tú desearlo...


Seremos, lo que el viento que habrá de llegar nos traiga,

seremos como la espuma de las olas que ya no rompen en la playa,

seremos fugitivos, seremos como oráculos sin alma,

seremos soledad, seremos libertad, seremos calma...





imagen sacada de Google image


Un saludo y espero que os guste

28 de octubre de 2011

Uno de estos días

Uno de estos días me voy a enamorar irremisiblemente de ti , y en ese preciso instante, me prometeré a mi mismo caer rendido en tu regazo, siempre y cuando me permitas en prenda, enjugar con mis labios dos docenas de tus lágrimas.


Uno de estos días me colaré por tu ventana y te observaré mientras duermes, así podré guardar en mi baúl de preciados recuerdos todo aquello que el futuro me quite de ti. Y si en mi vigilia sollozas y las pesadillas te roban tus sueños siempre podré devolvértelos.


Uno de estos días al despertarme entre el pliegue de tus formas, te susurraré al oído palabras que ni yo mismo sabré descifrar y en todas ellas sabrás que sobran los motivos entre tu y yo, porque ninguna de ellas se convertirá jamás en una promesa de amor.


Unos estos días de zozobra y desaliento, apoyaré mi cabeza sobre tu hombro y acariciándome lentamente, como sólo tu sabes hacer, alejarás de mi todo aquello que ahora me turba, y mi aliento poco a poco tornará a ser tuyo por entero, porque mío ya no volverá a serlo jamás.


Uno de estos días al doblar cualquier esquina, pueda el destino, que caprichoso e inconstante se me hace, convertirme en dueño de tus silencios y esclavo de mis palabras para hacer del deseo forma y componer con tan sólo cuatro letras las cadencias de tu nombre.


Uno de estos días, aguardaré en mi atalaya adormilado mientras besas de otras bocas otros labios, mientras respiras otros cuerpos retozando en la penumbra de otros brazos, mientras recelas de otros ojos que aún ni siquiera habrás imaginado, no me importa, no hay nada que el futuro que ha de llegar me pueda de ti arrancar, porque nada tuve y nada tengo, porque de todo lo que tú representas, yo carezco, excepto de la ilusión de saber que en algún rincón de este universo caprichoso, me esperas. Pero no será aún.


Uno de estos días, prenderé en mi ventana un candil con las llamas y un recuerdo que de tu imagen difusa aún poseo y los colgaré entre la bruma para guiarte de vuelta, y si por un absurdo casual, tardas mucho en encontrar el camino que de sueños, una noche entera anduve adoquinando, recitaré letanías que a mi puerta tu silueta perdida dirijan, será como un mantra que por entero se disfrace de palabras, será como un camino que a mi sedente presencia te traiga.


Uno de estos días en los que ande de mi mismo un poco abandonado y otro tanto enfadado contigo y con el mundo, consagraré uno de cada dos pensamientos a recordar cada rasgo que de tus labios poseo, para así poder rehacer con ellos la imagen que egoísta de tu rostro aún retengo, quizás así recomponer consiga, con estas rimas efímeras, todos aquellos pensamientos que olvidarme de ti me permitan.



27 de octubre de 2011

¿Y quién soy yo?

Hoy destierro mis sentimientos al olvido,

que es el bálsamo que cura los desgarros,

y mientras, empujo tenuemente las velas de un travieso destino

que aunque parece lejano, hoy pervive entre mis versos...


Quise detener el tiempo con las puntas de mis dedos

sin saber que se escapaba poco a poco y sin remedio,

hice diques con palabras que pararan los embates de las olas

ignorando que era el mar como una daga que ensartaba mi memoria...


Por eso busco entre los rescoldos de mundos antiguos

rechazando las miradas, desterrando cualquier rito

renunciando como antaño a los deseos más cautivos

son como sueños de niñez que como siempre ya se han ido...


Yo soy quien quedó prendido en las promesas de tardías madrugadas

soy yo quien se deslizaba amparándose en el antojo de tu vacía mirada,

enredado en la modestia del que nunca espera nada

sometido al desencanto de ver llegar la mañana...


Yo soy el ladrón aquél, que vivía de tu aliento

soy aquél que caminaba en el alambre de tus besos

y en las dulces mañanas de los veranos de agobio

yo era quien se alimentaba con el brillo de tus ojos..




Espero que os guste

25 de octubre de 2011

Allí donde habitan los monstruos

Muy a mi pesar nací un domingo de invierno, allí donde los mapas no llegan y las nubes pasan de largo. Fui uno de tantos otros, uno de aquellos niños no deseados que llenaban las calles de una ciudad, pongamos que inventada. Pronto supe el valor de las horas solitarias y los olvidos deliberados, de los fríos suelos húmedos de escarcha y las paredes cubiertas del moho que es la desidia. De aquellos tiempos sólo retengo la hojarasca acumulada en el sendero y algún que otro mirlo brincando de rama en rama, pero todo lo demás fue dolor. Si el dolor sonido tuviera, con el sólo restañar de una correa sobre la piel aún púber, podría describiros los múltiples tipos de sollozos que el castigo llegaba a hacerme distinguir. Y si por casualidad, prietos los dientes rechinar de ira fuera atrevimiento, el castigo se tornaba aún más cruel y más sádico con cada fulgurante resplandor de las hebillas metálicas.


Nunca fui un niño débil, me pretendo más débil ahora cuando torno a mirar el pasado y él me mira con la desconfianza del amigo olvidado en un rincón, pero es imposible tolerar la presencia de los malos recuerdos y soportar sólo lo soportable de ellos sin encerrarlos en un rincón a la primera oportunidad que el tiempo nos brinde. Hubo un tiempo en que todas esas indeseables presencias se agolpaban en los rincones de mi mente como esquirlas que hirientes hiciesen de su virtud la tortura de seguir atormentando mis recuerdos, y yo, quien sabe que fue de mi, quien sabe lo que esos años de insana dejadez me brindaron, sólo ahora con el paso de los años, que como aves de rapiña vuelven a volar sobre mi cabeza, vuelvo a recordar paso a paso, golpe a golpe, lo que entonces era sólo hábito cotidiano.


Mi infancia no fue diferente a mi niñez o a mi innata madurez, pues en nada o casi nada varió mi situación, sólo fui un naufrago más en un mar lleno de náufragos, siempre al socaire de las tempestades que el mar de la solitud nos trajera con cada marea; el mar, yo que nunca vi el mar y que casi ahora se me antoja espejismo que no verdad, y quién sabe en realidad si alguna vez existieron mares, montañas, mesetas, cielos y lluvia, o quizás sólo lo imaginé. La imaginación, ella si fue mi única amiga, fue mi guía y mi serena paciencia su imagen, que hubiese sido de mi sin mis sueños y mis pesadillas, sin mis lágrimas apenas los mares hubiesen podido de la lluvia crear mares, y de los vientos sus inquietas tempestades. Ahora que miro de soslayo a esos años me reencuentro en la quietud del que nada pide a cambio para nada poseer, pues sólo el incierto futuro será lo que deba de ser, y de él sólo espero, más años que sin duda llegarán y que yo los pueda ver.


Nunca pude escoger entre los muchos deseos que sin duda se me hubiesen podido conceder, si no fuese porque aún espero al genio que sin duda ya tarda en llegar, pero he crecido, y ahora ya mis sienes ven del invierno su más pálida cara, qué os voy a contar, que ya no hayáis intuido, si alguna vez fui el niño que no hace tanto os conté, ahora sólo soy el recuerdo que fue fruto de esa niñez, aún soy ese niño que cada noche cuando recuesta su cabeza sobre la almohada, mira antes debajo de su cama, allí donde habitan los monstruos del pasado.





Un saludo y espero que os guste


20 de octubre de 2011

Discurso del jefe Seattle al hombre blanco 1885

El gran jefe de Washington envió palabra de que desea comprar nuestra tierra. Consideramos su oferta, sabemos que de no hacerlo así el hombre blanco puede venir con pistolas a quitárnosla.

¿Como se puede comprar o vender el cielo? ¿Acaso se puede poseer la lluvia y el viento? La idea nos resulta extraña. Ya que nosotros no poseemos la frescura del aire o el destello del agua. ¿Cómo pueden comprarnos esto? Lo decidiremos a tiempo.

Cada parcela de esta tierra es sagrada para mi gente. Cada aguja brillante de pino, cada ribera arenosa, cada niebla en las maderas oscuras, cada claridad y zumbido del insecto es sagrado a la memoria y al pasado de mi pueblo.

Los ríos son nuestros hermanos y sacian nuestra sed. Si les vendemos nuestras tierras, ustedes deben recordar y enseñarles a sus hijos que los ríos también son sus hermanos y deben tratarlos con la misma dulzura con que se trata a un hermano.

Sabemos que el hombre blanco no comprende nuestro modo de vida.

Una porción de nuestra tierra es lo mismo para él, que es un extraño, que viene en la noche y nos arrebata la tierra dónde piensa que la necesite. La tierra no es su hermana, sino su enemiga y cuando la ha conquistado sigue su camino dejando atrás la sepultura de sus padres sin importarle.

Trata a su madre, la tierra, y a su hermano, el firmamento, como objetos que se compran, se explotan y se venden como ovejas o cuerdas de colores. Su apetito devorará la tierra, dejando atrás solo un desierto.

La sola vista de sus ciudades apena los ojos del piel roja, pero quizá esto es porque el piel roja es un salvaje y no entiende.

Las ciudades están llenas de pánico a los ojos de piel roja. No existe un lugar pacífico en las ciudades del hombre blanco. El ruido solo parece insultar nuestros oídos. El aire tiene un valor inestimable para el piel roja, ya que todos los seres comparten un mismo aliento. El hombre blanco no parece consciente del aire que respira, como un moribundo que agoniza durante muchos días es insensible al hedor.

Yo soy un salvaje y no entiendo como el humo del caballo de hierro puede ser más importante que el búfalo, al que nosotros matábamos solamente para poder sobrevivir.

Cualquier cosa que le pasa a los animales, le pasará también al hombre. Todos los seres están relacionados.

Cualquier cosa que acontezca a la tierra, acontecerá también a sus hijos.

Si decidimos aceptar la oferta de comprar nuestras tierras, el hombre blanco debe tratar a los animales de esta tierra como a sus hermanos. ¿Qué sería del hombre sin los animales? Si todos fueran exterminados, el hombre también moriría de una gran soledad espiritual, porque lo que suceda a los animales, también le sucederá al hombre. Deben enseñarles a sus hijos que el suelo que pisan son las cenizas de nuestros abuelos. Inculquen a sus hijos que la tierra está enriquecida con las vidas de nuestros semejantes a fin de que sepan respetarla. Enseñen a sus hijos lo que nosotros hemos enseñado a los nuestros; que la tierra es nuestra madre.

Nosotros entenderíamos, si supiéramos lo que el hombre blanco sueña. ¿Qué espera describir a sus hijos en las largas noches de invierno? ¿Qué visiones arden dentro de sus pensamientos? ¿Qué desean para el mañana?

Pero nosotros somos salvajes. Los sueños del hombre blanco están ocultos para nosotros y por ello caminaremos por nuestros propios caminos. Si llegamos a un acuerdo será para asegurar su conservación como lo han prometido. Allí quizá podamos vivir nuestros pocos días como deseamos. Cuando el último piel roja se desvanezca de la tierra y su memoria sea solamente una sombra de una nube atravesando la pradera, estas riberas y praderas estarán aún retenidas por los espíritus de mi gente, por el amor a esta tierra como los recién nacidos aman el sonido del corazón de sus padres.

También los blancos se extinguirán, quizás antes que las demás tribus. Contaminan sus lechos y una noche perecerán ahogados en sus propios residuos. Pero ustedes caminarán hacia su destrucción rodeados de gloria, inspirados por la fuerza del Dios que los trajo a esta Tierra y que, por algún designio especial, les dió dominio sobre ella y sobre el piel roja. Ese destino es un misterio para nosotros, pues no entendemos por qué se exterminan los búfalos, se doman los caballos salvajes, se saturan los rincones secretos de los bosques con el aliento de tantos hombres y se atiborra el paisaje de las exuberantes colinas con cables parlantes. Termina la vida y empieza la supervivencia.

Esto sabemos: la tierra no pertenece al hombre, el hombre pertenece a la tierra. Todo va enlazado, como la sangre que une a una familia. Todo lo que le ocurra a la tierra le ocurrirá a los hijos de la tierra. El hombre no teje la red de la vida, no es más que un hilo de ella. Todo lo que hacemos a esta red, nos lo hacemos a nosotros mismos.

Ni siquiera el hombre blanco, cuyo Dios pasea y habla con él de amigo a amigo, queda exento del destino común. Después de todo quizá seamos hermanos.

Sabemos una cosa que el hombre blanco puede alguna vez descubrir: Nuestra Divinidad, nuestro Dios es su mismo Dios. Ustedes piensan que lo poseen, como desean poseer nuestra tierra. Pero no es así. La Divinidad es el Dios del hombre, y su compasión se comparte por igual entre el piel roja y el hombre blanco. La Tierra es algo muy preciado, y el deterioramiento de la Tierra provocaría la ira de la Fuerza Creadora.

Si vendemos nuestra tierra, ámenla como nosotros la hemos amado. Preocúpense de ella, como nosotros nos hemos preocupado. Guarden en la memoria el recuerdo de la tierra tal como era cuando la recibieron. Conserven la tierra, el aire y los ríos para los hijos de sus hijos, ámenla como nosotros la hemos amado y como la Divinidad nos ama a todos nosotros.


18 de octubre de 2011

Origen de los nombres entre los Cherokees.

Entre las interesantes leyendas de los Cherokees, hay una que se refiere a la costumbre de poner el nombre de animales terrestres y aves a los niños.

Hace mucho tiempo, cuando todos los indios pertenecían a una sola gran familia, los niños no recibían un nombre hasta que eran lo bastante mayores como para matar cierto número de ejemplares del animal cuyo nombre deseaban poseer. Cuanto más grande y fiero era el animal, más deseado era su nombre. Así, oso, lobo, águila o halcón, eran considerados nombres muy apreciados y se suponía que los que poseían estos nombres, estaban dotados de gran habilidad y valentía como cazadores y guerreros.

En aquella época, vivía un joven jefe, Eg-wah Wi-yuh, cuya mayor ambición era el ser padre de un muchacho lo bastante valiente como para ganarse el nombre de algún fiero animal.

Cuando nació su primogénito sufrió una gran desilusión al observar que el niño había nacido ciego. Estaba tan afligido por la desgracia de su hijo que durante cinco días no bebió ni comió nada; y tampoco permitió a nadie entrar en su tipi. Durante la quinta noche, perdió el conocimiento y; hallándose en este estado, un gran pájaro entró en su tipi y se lo llevó. Cuando despertó, se encontró surcando el aire encima de un gran pájaro. No hacía mucho que se había despertado cuando descubrió que estaban viajando hacia la luna, que ya aparecía muchas veces más grande de lo que antes la había visto. Al llegar a la luna se sorprendió al descubrir que, en vez de ser el planeta que él había creído que era, se trataba en realidad de una gran abertura d gruesa corteza negra.


Después de pasar a través de la luna, vio al otro lado hombres que andaban con grandes agujeros en la cabeza en lugar de ojos. Cuando se recuperó, preguntó al gran pájaro qué significaba todo aquello y adónde le llevaba. El pájaro le contestó que había muerto y que su espíritu era transportado hacia Guh-luh-lau-ih, los Felices territorio de Caza, para ser juzgado y enviado al lugar por el que acababan de pasar. El pájaro, al ser preguntado, le explicó que éste lugar lo había creado el Gran Espíritu para los animales terrestres y las aves, pero que, debido a la cruel costumbre de matar a los animales para obtener su nombre, el Gran Espíritu había enviado una maldición a los indios. Había dado a los animales los Felices Territorios de Caza y había expulsado a los espíritus de los indios al lugar por el que acababan de pasar, a fin de que los pájaros les comieran los ojos y fueran atormentados por los animales que habían matado cruelmente en la tierra por el deseo de hacerse con sus nombres.

El pájaro le comentó que se dirigían a los verdaderos Felices Territorios de Caza, donde moraba el jefe de los animales terrestres, y de los pájaros, a los que se llegaba pasando a través del sol. Los espíritus malvados de los indios tenían que pasar a través de la luna durante la noche, y los espíritus de los animales pasaban a través del sol durante el día.

El Gran Espíritu cubría la tierra con la tapa negra durante bastante tiempo para que los malos espíritus pudieran pasar hacia su tormento, y la capa blanca, el tiempo suficiente para que los espíritus de los animales terrestres y los pájaros pudieran entrar en Guh-luh-lau-ih, generando con eso el día y la noche.

Al pasar a través del sol, quedó maravillado por la belleza del lugar. Fue llevado al basto wigwan del Gran Jefe del reino animal. Éste, cuando descubrió que su súbdito no estaba muerto no estaba muerto sino que simplemente había caído en un estado de letargo, del que ya se había recuperado, se enfadó mucho y ordenó al pájaro que entregara a Eg-wah Wi-yuh a los animales más feroces del reino para que le devoraran y su espíritu fuera enviado a la tierra de los malos espíritus para ser atormentado.

Wi-yuh preguntó si había algo que pudiera hacer para salvarse. El Gran Jefe le dijo que sí, que había una sola cosa que podía hacer, y era regresar a la tierra y aboliera la costumbre de matar animales inocentes para obtener su nombre. También le dijo que si llevaba a cabo esta sola tarea, le haría dueño del reino animal y le devolvería Guh-luh-lau-ih a los espíritus de los indios y les permitiría cazar tanto como quisieran en aquel reino. Prometió que si el joven jefe ponía a su hijo ciego el nombre del primer animal que viera al mirar fuera de su tipi la mañana siguiente de su regreso a casa, en lugar de seguir la antigua costumbre, dando con ello un ejemplo a seguir a los demás indios, haría que el niño pudiera ver.



Al regresar a la tierra Wi-yuh contó a su pueblo todo lo que había ocurrido y no le creyeron , pero a la mañana siguiente, cuando dio a su hijo el nombre del primer animal que vio cuando miró fuera de su tipi, su hijo pudo ver al instante. Entonces todo el mundo le creyó, y a partir de aquél día hasta hace pocos años, los indios han puesto a sus hijos el nombre del primer animal u objeto que veían cuando miraban fueran de su tipi después de nacer un niño.

Al día siguiente Wi-yuh desapareció para ir a Guh-luh-lau-ih.

*Leyenda contada por Sylvester Long para The Red Man, periódico de los estudiantes de la Carlisle Indian School, Carlisle, Pennsylvania, ca., 1925.

Texto: Mario Manduca Gómez 1997.


LOS GUERREROS SAGRADOS

Para todos aquellos que no conozcan el significado de la palabra Heyoka, quizás os interese este breve resumen:


Los sioux Oglala y Lakota llamaron Heyoka (loco, visionario del trueno, inconformista, payaso), a aquellos guerreros sagrados que habían tenido la visión del trueno y eran considerados puente entre lo sagrado y lo humano, eran especialistas religiosos.

Los heyoka eran diferentes, eran los "contrarios", los "al revés". Eran totalmente imprevisibles, y hacían cosas inesperadas o extrañas incluso en las ocasiones más solemnes, generalmente, se colocaban en la retaguardia del pueblo cuando éste se trasladaba, para así ser los primeros en entrar en batalla si el pueblo era acosado por sus perseguidores. Más que otros, ellos parecían realmente estar locos. Se pensaba que estaban inspirados por fuerzas sobrenaturales de transacción (como conducidos por espíritus más que convencionalidad de grupo), y tenían un eslabón más cercano a “wakan” o poder espiritual. Y además, asumían su papel de por vida - esto era una vocación sagrada que no se podía dejar sin realizar un ritual atormentador de expiación. Estas diferencias se vieron como resultado de que el heyoka había tenido visiones del Pájaro del Trueno, una experiencia única y transformadora.

El heyoka recordaba a su propia gente la construcción social de la realidad, por hacer todo hacia atrás. El Heyoka tenía el poder de curar el dolor emocional; tal poder venía de la experiencia de vergüenza - ellos cantan hechos vergonzosos en sus vidas, piden para comer, y viven como payasos. Llevan puesta ropa lamentable o hasta harapos; piden para comer y hasta roban. En algunas sociedades indias dan al payaso un papel "revolucionario" dentro de la misma creación de su historia sagrada.




Para los sioux de las llanuras, la parte del eslabón entre heyoka y Pájaro del Trueno viene de Iktomi, la figura representada por una araña. Se dice que el Iktomi es heyoka porque ha visto y ha hablado con Pájaro del Trueno. El Iktomi es el hijo primogénito de Inyan (roca), y se dice que habla con rocas y piedras. Como el Coyote y otras figuras de Estafador, a Iktomi le gusta hacer travesuras a la gente, transformarse y a menudo es víctima de bromas y desgracias. Este lo hace inmediatamente un héroe de cultura, y una figura temida y mejor evitarla. Se pensó que Iktomi era un depredador hipersexual, que con frecuencia perseguía winchinchalas (vírgenes jóvenes) quién se bañó en corrientes, por varios métodos del engaño. Sus búsquedas y payasadas, a menudo por descuido, terminaban causándole daño o en problemas.



El Wakinyan (poder sagrado alado) o Pájaro del Trueno es una personificación mítica de las energías enormes e incontrolables de la naturaleza - encontradas en forma de tormentas violentas- y tiene una naturaleza dual crucial: a veces aparece como algo que aterroriza y molesta a los indios, y a veces como su protector y libertador, traen la lluvia vivificante y, por otra parte la inundación, el relámpago y el fuego. No está claro donde acaba el temor y empieza la adoración.



Los indios de las Llanuras creyeron que todo lo que se encontraba en la naturaleza tenía un representante humano en el microcosmo. Todo en la naturaleza contenía su propia polaridad opuesta, de ahí la existencia de seres como el contrario. Sus representantes eran el heyoka o payasos sagrados, que mostraron la sabiduría por la acción aparentemente temeraria.

En la cultura americana, hay historias legendarias de curas misteriosas o transformaciones de alguien atravesado por el relámpago. Es peligroso inmediatamente, y un símbolo de revelación repentina, de espanto e inspiración.


El Pájaro del Trueno supuestamente inspiró "la terquedad" del heyoka por su propia naturaleza contraria. Alterna vientos fuertes y tranquilos, pone todas las cosas en movimiento. Se dice que el Pájaro del Trueno se mueve al contrario. El payaso Sioux, o heyoka, es un hombre o mujer que ha recibido la mayor visión posible, la del Ser del Trueno, que es muchos, pero sólo uno, es informe, pero tiene alas, carece de pies, pero tiene garras enormes, no tiene cabeza, pero tiene un pico enorme; su voz es el trueno y el vistazo de su ojo es el relámpago. Durante esta gran visión la persona prometió trabajar para el Ser del Trueno en la tierra de un modo humano, y debe cumplir su promesa. Alce Negro (foto)(1863-1950),Hombre Santo Sioux y heyoka, lo explica así en su biografía:





“Cuando una visión viene de los seres del Trueno, viene con el terror, como una tormenta de truenos; pero cuando la visión de la tormenta ha pasado, el mundo es más verde y más feliz; ya que dondequiera que la visión de la verdad encuentre el mundo, se parece a una lluvia. El mundo, usted ve, es más feliz después del terror de la tormenta. La verdad entra en este mundo con dos caras. Uno es triste con el sufrimiento, y las otras es risas; pero es la misma cara, riéndose o llorando ...Cuando la gente está ya en la desesperación, tal vez la cara risueña es mejor para ellos, como cuando el relámpago ilumina la oscuridad, ya que esto es el poder del relámpago que tienen los Heyokas. Ellos sirven como un parachoques entre la verdad y la gente" (Neihardt 1959)



Como el Pájaro del Trueno, los heyoka son temidos y venerados.

Entre el Cheyenne, como entre el Sioux, hombres y mujeres que tenían tal visión y se convertían en payasos visionarios lo representaban por medio de la bufonería ante la tribu entera. Eran llamados "Contrarios. Se decía que actuaban como el relámpago en una tormenta, haciéndose así con el poder sagrado que más temían. Los Heyokas actúan como un equilibrio para guardar a la gente Lakota bajo control, principalmente en sus ceremonias. Cumpliendo con las capacidades Heyokas de la contradicción, la felicidad puede a menudo preceder a la tormenta.

Ciervo cojo (Lame Deer), lo define así:

 "Payaso en nuestro idioma se dice heyoka. Es el hombre cabeza abajo, el hombre delante para atrás, el hombre sí y no, el que contraría. Cualquiera, hombre o mujer, puede convertirse en payaso, de un día para el otro, le guste o no le guste. Basta con soñar con el rayo o con el pájaro de trueno. Cuando uno se despierta ya es un heyoka, y no puede evitarlo aunque quiera".

 Luego de ser señalado por el pájaro de trueno, el nuevo heyoka debe empezar a hacerlo todo al revés. Hablará en palíndromo, cabalgará mirando la cola del caballo, caminará de espaldas, se secará con agua y se mojará con arena, ayunará cuando todos comen y viceversa.

 Es la inversión del mundo. Es la imagen distorsionada que se refleja en el espejo.


Saludos y espero que os guste