Ya quedan pocas cosas que me sorprendan en este
mundo de hipocresía e intereses, quizás si lo hagan, la solidaridad sin exigir
nada a cambio, la movilización por la ideas, la dedicación altruista a los
demás, pero si hay algo que no comprendo, sin ningún género de dudas, es la
falta de memoria colectiva. Por eso, me
voy a permitir la licencia de construir mi opinión basándola en algo tan
intangible como es la memoria, que a veces, las más de las veces, desterramos
de nosotros marginándola en algún vacío rincón de nuestras vivencias, pero ella
siempre está ahí, y es hora de que recordemos un poco.
Seamos objetivos, me asombra que haya alguien a
quién le sorprenda a carga de los Mossos d'Esquadra en Barcelona, ni su dureza,
ya han salido videos donde golpeaban a personas detenidas en las comisarias. Esto no representa sino un más de lo mismo, es que os habéis olvidado de dónde
venimos, de las cargas en los astilleros, de los palos a los jóvenes en las
protestas contra el plan Bolonia en 2008 y 2009, de las carreras y los golpes contra
los que protestábamos contra la guerra de Irak, ¿qué esperabais?, comprensión,
empatía, respeto, la revolución de los claveles, que los policías catalanes
actuasen de forma diferente al resto de cuerpos de seguridad, a la hora de desalojar
a los colectivos reunidos por apostar por otras ideas, por otra sociedad, coño,
que son los de siempre pero más jóvenes y con sueldo de funcionarios, éstos y
aquellos eran y son sólo instrumentos de los políticos de turno, en este caso,
de la derecha empresarial y política catalana que representa CIU, eso sí,
instrumentos que se lo toman de forma muy personal, como si en “el pegar palos
a diestro y siniestro”, les fuese la vida, el orgullo, el sueldo o su futuro
laboral. No amigos y amigas, lo que prevalece, en este caso, son las presiones
de los empresarios de la zona, la insoportable molestia para los políticos de
ver como cada día al levantarse y ponerse frente a su desayuno y su periódico
afín, estos ciudadanos les recordasen, que son supuestos corruptos, que han
defraudado a sus votantes o las más de las veces, que han defraudado las ideas
que en un principio, les llevaron a la política.
El pretendido recurso de la limpieza de la
plaza de Cataluña, no es más que el absurdo motivo utilizado para el desalojo
de un movimiento que incomoda, que molesta, que responde frente a
agresiones desmesuradas y violentas, con pacifismo y desobediencia ciudadana,
que es subversivo, al que se tilda de mear en
las esquinas, de consumir drogas, de vender latas al margen de los bares de la
zona, de acabar con el pequeño empresario, de ir de hippies-pijos, de ser los
hijos acomodados de los progres del 68, por lo que, éste humilde amanuense, se
ve en la tesitura de contrarrestar con su particular opinión estos ataques, ya
que el peligro-virtud de estos admirables compañeros, estriba en que piensan
luego existen, en que se movilizan, en que son solidarios, en que quieren
cambiar las reglas que les han impuesto para jugar a este juego que es la vida
en sociedad, en una sociedad que les ha sido otorgada sin contar con su opinión,
sin proporcionarles instrumentos válidos para modificarla, si injusta les parece
y doy fe que lo es.
No quiero extenderme en mi alegato, sólo me
gustaría que no dejaseis vuestra memoria adormecida en el olvido, que
recordaseis cuando todo pase, ojalá que no sea así, que hubo un movimiento que
quiso cambiar el sistema desde dentro, no recuerdo ya si lo consiguió o no, lo
importante es que, lo que está pasando ahora, debe quedar en nuestro
inconsciente colectivo, que éste sea el motor que nos mueva hacia un cambio
porque ese cambio es posible, que surja de él lo que deba de ser, un partido,
una asamblea, una conciencia colectiva, en fin un nuevo sueño que poder soñar y
que haga del futuro algo mejor para todos.
Desalojo de un discapacitado en silla de ruedas
Fuente de la imagen: Google
Salud que falta nos va a hacer