"Dedicado a todos aquellos que intentamos nadar contracorriente en el ámbito cultural de las Islas Canarias"

17 de junio de 2012

En busca de los hermanos Lehman

Vivimos tiempos convulsos amigos y amigas, y quizás a esto se referían los Mayas cuando aventuraban un cambio de ciclo en nuestro mundo, y no tanto a las opiniones de los que auguran cataclismos y la cercana destrucción del planeta, pero me pregunto, si en realidad, ¿no estamos ante el final de lo que hasta ahora hemos conocido?

Es justo y necesario que nos remontemos en el tiempo para así poder situarnos en el momento en el que estamos ahora, porque todo tuvo un principio, y en el principio estaban ellos, los generosos y sin ánimo de lucro hermanos Lehman. En 2007, estos afamados economistas y especuladores se vieron seriamente afectados por la crisis financiera provocada por los negocios de alto riesgo que generaron esta crisis ejemplificada en los ya famosos créditos subprime que les hicieron acumular enormes pérdidas en sus activos económicos y bursátiles. Ante esta debacle la Reserva Federal llegó a insinuar un rescate que incluía la posibilidad de liquidación de sus activos para sanear la empresa, pero finalmente fue Barclays quien se hizo con ella y sus productos tóxicos, hoy cuatro años más tarde, se habla de que pronto se comenzará a pagar a los acreedores, como parte del proceso de liquidación total de sus activos, pero ¿qué hemos aprendido en Europa de todo esto? Nada, nada de nada.

Europa, la supuesta cuna de la civilización occidental aunque permítanme dudarlo visto lo visto, vuelve a repetir la misma historia gracias a su desmedido afán de protagonismo, de cruenta especulación, de avaricia, ambición y falta de escrúpulos, montada a lomos del desbocado caballo del capitalismo salvaje, con el único objetivo espurio de crear un mundo ficticio que permitiera todo tipo de equilibrismos hipotecarios y especulativos para hacer creer a la gente común y corriente, que por fin, el falso estado del bienestar les había igualado con las minorías económicas y financieras que en su falsa creencia, creen poseer el dinero más como merecimiento genético que como plasmación de un trabajo merecidamente recompensado, pero como siempre la historia ha demostrado, que ni siquiera el castigo divino nos iguala, mucho menos el terrenal.


Volviendo a la “happy hour” que hemos vivido en la vieja Europa, nuestras hidras de las mil cabezas han sido las mismas que en la joven Norteamérica, las entidades bancarias, aquellas que durante la época de bonanza económica y del crecimiento exacerbado y desmedido, facilitaban préstamos e hipotecas de alto riesgo a personas con salarios básicos en la creencia de que cuanto más se llenasen sus bolsillos mejor le iría a la economía y a la misma sociedad, y todos, y digo todos, creímos en ese vellocino de oro que finalmente se convirtió en un monstruo que todo lo devoraba; el falso estado del bienestar, la falsa riqueza que ahora es vulgar pobreza y en definitiva, los cimientos de una Europa que con simplemente una tenue lluvia de realidad, ha conseguido diluir sus sólidos cimientos que en el fondo tan sólo eran débiles pies de barro.

Y donde quedamos en esta batalla perdida los sufridos griegos, irlandeses, portugueses, italianos y españolitos de a pie, pues estimados lectores, hemos quedado donde siempre, castigados en la esquina de la clase por nuestro supuesto afán de vivir por encima de nuestras posibilidades, por no quedarnos en el lugar que por castigo divino merecemos en la historia, por ser europeos de segunda fila y el claro ejemplo de los denominados vagos y haraganes del sur, excluyamos de esto a los irlandeses anglosajones sólo por su situación geográfica que no ideológica o social, sí, por ser, en definitiva, esos pseudoeuropeos que solo sirven para servir las mesas de los opulentos y civilizados europeos del norte, que vienen a nuestros países a descansar de sus extenuantes jornadas laborales y de sus cabales vidas que no son las nuestras, disipadas y prodigas en vacaciones y fiesta continua.

Hoy, a menos de veinticuatro horas de conocer el resultado de las elecciones griegas, yo me siento griego, me siento un ciudadano del mundo harto de se humillado por aquellos que se mueven en los conciliábulos donde se dirimen los asuntos mundiales, por los Bilderberg que manejan el mundo, por las supuestas locomotoras europeas, que no se olviden, estimados amigos con memoria histórica, ya nos llevaron por delante en dos ocasiones, de otra forma diferente en el pasado siglo XX y hoy, nos quieren pasar de nuevo por encima con la insidiosa idea de que somos unos manirrotos que hemos deseado la luna sin merecerla.

Estimados lectores, no quiero dejar de reconocer en toda esta histórica reflexión que hoy he tratado de modelar a lo largo de este artículo de opinión, que también sería adecuado plasmar como derivada final algún halito de esperanza a título de moraleja, pero mucho me temo que lo único que este gran “quilombo” me sugiere, en el caso puntual de España, es que gracias a esta crisis hemos desenmascarado a todos aquellos que durante ocho años llamaron incapaces, ineptos y despilfarradores, que no dudo que lo fueran, a los que estaban antes que ellos en la gobernanza de los designios de este país de pandereta y chancla, sí, a esos que ahora no dejan de escudarse en la “herencia recibida”, para enmascarar su ineficacia, la falsedad de sus postulados y la subrepticia idea que subyace en sus medidas económicas y sociales, que no es otra, que la plasmación de su ideario ultraliberal de vuelta a atrás, de miedo como agente de control, de retroceso en los logros sociales conquistados durante toda la transición española, porque de esa manera siempre será más fácil que los que nos han llevado a esta desastrosa situación social y económica se recuperen cuanto antes, con rescates europeos y créditos blandos, de sus calamitosos negocios de riesgo y si finalmente no pueden, siempre nos quedarán los sufridos ciudadanos para volver a pagar los intereses de unos fastos que no hemos disfrutado nunca y que aún así debemos expiar por no sé que culpas de otras vidas vividas.

Como apostilla final, amigos y amigas en las letras, espero que mi próximo artículo, si lo hubiere, os genere menos ansiedad que éste, porque eso demostrará que éste que suscribe se habrá equivocado en sus presupuestos y que la realidad, que es caprichosa y la que en verdad importa, es la que ellos quieren hacernos ver y no la que este humilde amanuense proyecta en sus escritos.

En definitiva, sufridos lectores, allá donde estéis, sólo os pediría, si alguien sabe o tiene alguna noticia acerca de ¿dónde están los hermanos Lehman? hecho éste que yo desconozco, ruego por favor que nos lo diga, ya que os confieso que me encantaría o quitarles las cabelleras como trofeo o conocerles para saludarles y darles las gracias por su gran contribución a la sociedad contemporánea y a los libros de historia y gestión económica, que supongo, los sesudos economistas del futuro estudiarán en las universidades, porque lo que nadie podrá nunca discutirles en ningún lado es su importancia en el devenir de la catastrófica economía mundial del siglo XXI.


Un saludo y espero que os guste

10 de junio de 2012

LA PRIMERA LUZ DEL DÍA

Anoche mientras aullaba en dirección a la luna,
por un instante tuve un sueño que creí que era locura
y esperando inútilmente descifrar ese enigma sin mesura,
fui incapaz en la distancia de distinguir señal alguna,
por eso es que cada noche vago sin rumbo,
esperando hallar respuesta que reponga mi cordura...

En mis sueños puedo ver una pequeña deidad de pálida tez,
y una silueta difusa que no acierto a conocer,
mientras una suave voz me repite esta dulce letanía:
“Si caminas por mis sueños esta noche, vida mía,
yo velaré por los tuyos cada día de la mía,
si prometes con tu luz, inundar los rincones, las esquinas,
yo prometo dibujar para ti, árboles con guirnaldas,
que iluminen tus mañanas de sonrisas...

Que sé yo que te diría, niña mía,
que no temiese quedarme sin mis versos, sin mis rimas,
si la claridad es como un don que baña con su luz la vida,
yo me niego a aceptar que merezca este ingrato mortal por tu risa,
tanta dádiva bendita...

Por eso, permíteme que te diga, Alba mía,
que no hay tamaña pena en mi vida que al verte,
no se torne en alegría,
que no es más cierto, que sin ti, hija mía,
no habrá noche a la que no le siga la primera luz del día,
que no hay ni habrá, quien ni tan siquiera pueda imaginar,
que sería de mi, si no tuviese tu linda sonrisa cada día…


Ruego por ello a los dioses,
que no pase ni haya de pasar un instante, vida mía,
sin pensar en ti, sin tener tu risa,
sin imaginar tu preciosa cara
bajo la fugaz caricia de una tenue brisa,
que aún sé que debe llegar...



Para mi Alba, mi dulce niña, mi tesoro, mi sobrina
Un saludo y espero que os guste

Los sauces que murmuran

Como en un hechizo transportado
entre el recodo de un sinuoso río
veo pasar el tiempo que atrás dejé
y el viento que entre los sauces murmura
me trae recuerdos de mi niñez…

Ante estas piedras de aromas añejos
que de su historia cuentan secretos,
secretos dulces, dulces recuerdos,
quiero entregarme como entre sueños…

Sus bosques, mis valles, sus fuentes, el aire
aquellos que ahora intuyo, sólo pasado son,
fueron antaño letras del más bello poema de amor,
humilde rescoldo que con ascuas aviva en la certeza
de aquel que de su inocencia hizo frontera y causa…

Por eso, hoy vuelvo a ti, mi casa,
lejos de allí, donde habitan las hadas,
vuelvo, como un niño que vuelve de su madre al regazo,
para de allí nunca salir,
aún a riesgo de no recordar el sendero
que hacia mi infancia llevaba…



Para E. Salamanca 1997
Un saludo y espero que os guste