Heme
aquí, sin saber que decir, de nuevo sentado frente a ti
en éste
páramo que es la vida en su medida,
reflexivo
como un orante ante un olvidado hito del camino,
y para
venerarte, simplemente me recreo en la visión de nimbos
que
recorren caprichosos un cielo ante el que nunca antes reparé…
Como
mancha de mora que con mora verde de mácula se limpia,
emprendo
este relato de mi historia sin saber como será su final,
pero a
quién le importa su final, comencemos por el principio
si
existió alguna vez…
Cada noche escapo por las rendijas de mi cuarto
buscando en
lo insólito de una soledad que hoy me parece eterna,
y desde allí te
escribo, te escribo plegado en esta posición fetal
desde la que te presiento
en la distancia,
imaginando la lejanía
que solo trae el dolor de tu ausencia….
Hubo
tiempos de calma y serenas palabras
que
luego tornaron en hirientes esquirlas,
hubo lugares que ahora son olvido,
por los que transitaba para viajar descalzo hacia el
pasado
y que en un tiempo fueron simplemente lugares comunes …
He
pasado muchos días caminando sin rumbo fijo
hacia el sur de mi vida,
dejando
a la derecha los rencores y tras de mi
las absurdas mesetas vacías,
fui
sembrando con cada paso emprendido un camino
que
tras de mi se alejaba sin remedio, mientras,
saltando
de mata en mata musitaba letanías de dudosa autoría
con el
único cómplice que mi eco regalaba;
el vacío sonido de la soledad…
Con el
tiempo cambié prendas por palabras
desoyendo
los consejos que sin pedir a nadie me obsequiaban,
tantas veces he tratado sin suerte la reforma de mi alma,
que sólo he conseguido trasladarme sin llegar a lugar
alguno….
Ahora que miro atrás sin temor a la distancia,
sólo te recuerdo a ti, y en mis labios,
se dibuja una cómplice sonrisa, ¡cómo ansío tu mirada!…
Un saludo y espero que os guste