"Dedicado a todos aquellos que intentamos nadar contracorriente en el ámbito cultural de las Islas Canarias"

23 de abril de 2014

LA OTRA BURBUJA

He vuelto a sentarme frente a mi fiel manzana mordida, extasiado como un orante arrodillado ante un imaginario altar, para implorarle a un demasiado ausente Apolo que me preste por unas horas a unas cuantas de sus musas para con ellas darle forma a tanta rabia contenida, a tanta indignación y a tanta desidia.
Y os preguntaréis el porqué de mi alusiva y recurrente iconografía mitológica, y os lo contaré, ya que me he convertido, si, lo confieso, me he convertido y probablemente ingrese en los próximos meses en las senectudes, dada mi edad, del más salvaje conservadurismo neoliberal europeo porque he visto la luz, si estimados lectores, muy a mi pesar y con la posibilidad de perder los pocos lectores que me aún me queden, he descubierto que el nuevo nicho de negocio y el futuro de nuestro asolado continente europeo está en la pobreza, porque ella es, a la vez, la nueva esclavitud y el nuevo beneficio del siglo XXI.
Y os declaro, no sin antes haber abjurado de mis antiguas creencias, las cuáles encuentro ya trasnochadas, y total si no os hallo, al final de este artículo, de las nuevas convencidos, tengo otras, como Groucho Marx y sus principios, que hoy proclamo que me he postrado confeso e irredento ante los sagrados altares del neoconservadurismo, porque, ya no atino a recordar qué fue de mis antiguos ideales de izquierda, qué de la lucha obrera que admiré, qué de los derechos sociales por los que clamé en las calles, bah, nada, simples retazos de historia derruidos por los nuevos vientos imperantes, por la pujante indolencia del nuevo orden mundial, si, admirados seres inferiores, el Mein Kampf ha resurgido de sus cenizas para morar de nuevo entre nosotros y permanecer en su glorioso y añorado imperio de los mil años, con algunos de retraso si me apuran.
¡Ah!, estimados amigos y amigas, con mis nuevas creencias neoliberales, estoy en la completa seguridad de poder afirmaros que la pobreza es una falacia que no ha existido, existe ni nunca existió, es tan solo una hipérbole como lo son la dependencia, la injusticia, la corrupción y la codicia, y quién ose decir lo contrario será tachado de demagogo y desterrado a la ignominia periodística, al escarnio televisivo y si persiste, a una casual e inesperada inspección por sorpresa de hacienda, pues sin duda, demagogia es atreverse a exponer que esta crisis, ¿qué crisis?, ha traído más desigualdad, miseria y pobreza, y yo declaro que mienten, si, mienten aquellos que se atreven tan siquiera a sugerir tamaño sofisma, pues la pobreza, si existiese, que lo dudo, es tan solo una virtud que adorna el simpar discurrir del populacho, de la plebe, del común de los mortales, y sin ella, qué otra virtud podría adornar sus estériles vidas, en fin, la pobreza necesita a los pobres como la riqueza necesita unos pocos de ricos que sepan aprovecharla. 

Qué más os podría contar, estimados lectores, que no haya sido ya contado, bueno tal vez haya algo que merezca ser finalmente comentado, y que quizás os interese conocer o acaso si recordar, y es que hubo un tiempo en que vivimos en una burbuja de codicia y opulencia que nos llevó en volandas hasta donde estamos hoy en día, pero de la cual no aprendimos nada, y quizás sea la historia, que es sabia consejera, la que nos de una nueva oportunidad para liberarnos de todos aquellos que nos trajeron hasta aquí y cuyo bastardo ideario he intentado plasmar entre estas líneas, espero que cuando os acerquéis a una urna en los próximos meses o años, penséis en esa otra burbuja de pobreza, que os confieso espero les explote en sus caras, con la que las políticas neoliberales nos han obsequiado durante estos años y en conciencia, decidáis y decidamos enviarlos a todos al lugar del que nunca debieron salir, que no es otro que la basura a la que pertenecen.


Un saludo y espero que os guste