He vuelto a sentarme frente a mi fiel manzana mordida,
extasiado como un orante arrodillado ante un imaginario altar, para implorarle
a un demasiado ausente Apolo que me preste por unas horas a unas cuantas de sus
musas para con ellas darle forma a tanta rabia contenida, a tanta indignación y
a tanta desidia.
Y os preguntaréis el porqué de mi alusiva y recurrente iconografía mitológica, y os lo contaré, ya que me he convertido, si, lo
confieso, me he convertido y probablemente ingrese en los próximos meses en las
senectudes, dada mi edad, del más salvaje conservadurismo neoliberal europeo porque
he visto la luz, si estimados lectores, muy a mi pesar y con la posibilidad de
perder los pocos lectores que me aún me queden, he descubierto que el nuevo nicho
de negocio y el futuro de nuestro asolado continente europeo está en la
pobreza, porque ella es, a la vez, la nueva esclavitud y el nuevo beneficio del
siglo XXI.
Y os declaro, no sin antes haber abjurado de
mis antiguas creencias, las cuáles encuentro ya trasnochadas, y total si no os
hallo, al final de este artículo, de las nuevas convencidos, tengo otras, como
Groucho Marx y sus principios, que hoy proclamo que me he postrado confeso e
irredento ante los sagrados altares del neoconservadurismo, porque, ya no atino
a recordar qué fue de mis antiguos ideales de izquierda, qué de la lucha obrera
que admiré, qué de los derechos sociales por los que clamé en las calles, bah, nada,
simples retazos de historia derruidos por los nuevos vientos imperantes, por la
pujante indolencia del nuevo orden mundial, si, admirados seres inferiores, el Mein
Kampf ha resurgido de sus cenizas para morar de nuevo entre nosotros y permanecer
en su glorioso y añorado imperio de los mil años, con algunos de retraso si me
apuran.
¡Ah!, estimados amigos y amigas, con mis nuevas
creencias neoliberales, estoy en la completa seguridad de poder afirmaros que la
pobreza es una falacia que no ha existido, existe ni nunca existió, es tan solo
una hipérbole como lo son la dependencia, la injusticia, la corrupción y la
codicia, y quién ose decir lo contrario será tachado de demagogo y desterrado a
la ignominia periodística, al escarnio televisivo y si persiste, a una casual e
inesperada inspección por sorpresa de hacienda, pues sin duda, demagogia es
atreverse a exponer que esta crisis, ¿qué crisis?, ha traído más desigualdad,
miseria y pobreza, y yo declaro que mienten, si, mienten aquellos que se atreven
tan siquiera a sugerir tamaño sofisma, pues la pobreza, si existiese, que lo
dudo, es tan solo una virtud que adorna el simpar discurrir del populacho, de
la plebe, del común de los mortales, y sin ella, qué otra virtud podría adornar
sus estériles vidas, en fin, la pobreza necesita a los pobres como la riqueza
necesita unos pocos de ricos que sepan aprovecharla.
Qué más os podría contar, estimados lectores, que no haya sido ya contado, bueno tal vez haya algo que merezca ser finalmente comentado, y que quizás os interese conocer o acaso si recordar, y es que hubo un tiempo en que vivimos en una burbuja de codicia y opulencia que nos llevó en volandas hasta donde estamos hoy en día, pero de la cual no aprendimos nada, y quizás sea la historia, que es sabia consejera, la que nos de una nueva oportunidad para liberarnos de todos aquellos que nos trajeron hasta aquí y cuyo bastardo ideario he intentado plasmar entre estas líneas, espero que cuando os acerquéis a una urna en los próximos meses o años, penséis en esa otra burbuja de pobreza, que os confieso espero les explote en sus caras, con la que las políticas neoliberales nos han obsequiado durante estos años y en conciencia, decidáis y decidamos enviarlos a todos al lugar del que nunca debieron salir, que no es otro que la basura a la que pertenecen.
Qué más os podría contar, estimados lectores, que no haya sido ya contado, bueno tal vez haya algo que merezca ser finalmente comentado, y que quizás os interese conocer o acaso si recordar, y es que hubo un tiempo en que vivimos en una burbuja de codicia y opulencia que nos llevó en volandas hasta donde estamos hoy en día, pero de la cual no aprendimos nada, y quizás sea la historia, que es sabia consejera, la que nos de una nueva oportunidad para liberarnos de todos aquellos que nos trajeron hasta aquí y cuyo bastardo ideario he intentado plasmar entre estas líneas, espero que cuando os acerquéis a una urna en los próximos meses o años, penséis en esa otra burbuja de pobreza, que os confieso espero les explote en sus caras, con la que las políticas neoliberales nos han obsequiado durante estos años y en conciencia, decidáis y decidamos enviarlos a todos al lugar del que nunca debieron salir, que no es otro que la basura a la que pertenecen.
Un saludo y espero que os guste