
Empujado por la tentación más
que por ningún otro deseo espiritual o carnal, me enfrento ante este páramo en
blanco con la misma inquietud con la que lo hacían los aventureros ante el reto
de descubrir que había más allá del horizonte, pero salvando las distancias y
mi capacidad como explorador, creo tener la ligera impresión de que quién me
conoce sabrá muy bien hacia dónde enfilaré hoy la proa de mi opinión.
He descubierto, pues como
adivino no tengo parangón en muchas millas a la redonda, que nuestros ínclitos
gobernantes han vuelto a caminar sobre el alambre de la falsedad, la mentira y
falacia una vez más, si aunque...