
Llegaste así, tan de
improviso
que apenas acerté a dibujarte
con mis dedos
y aún hoy, me pregunto tantas
veces
de qué lugar surgiste,
pues entre sonrisas
que como sombrillas intentaban
tapar el arcoíris,
te erigiste orgullosa para
que el sol
no marchitase de contento tu
alegría,
hubo paisajes, rocas,
simientes,
maíz y el rumor de una
caracola en tus risas…
Y entonces, cuando menos lo
esperaba,
cuando apenas intuía tu mirada
cuando tan siquiera atinaba a
percibir
que lentamente te acercabas
llegaste tú, mi hermosa rosa
de piernas de alambre y de
pálida cara
y desde ese día no me
acostumbro
si...