
Como un circulo que rodea tenuemente a otro, que a su vez,
se envuelve y se diluye formando esferas concéntricas,
lenta y pesadamente me sumerjo en el sopor
de su movimiento, en ese constante deslizar
de un guijarro arrojado con la pericia
que solo la infancia, que ya va quedando lejana, posee,
y creo percibir en mi, toda la prestancia
que le supongo a mi alma, esa que,
una y otra vez vuelve a originar este sinsentido
que del mismo sentido carece,
y ante él, soy como el danzarín sufí,
que en un girar incesante de galaxias y planetas,
se ahoga en el agujero negro que es el todo en su nada…
Me tenderé como...