
Tu nombre me huele a lluvia y olivos
a sombra, jarales, canchos y ríos
que no haya sido de ti mi extrema y dura amiga
que tus amantes no hayan mamado de tus pechos,
de tu agua y tu resina…
Veo en tus montes como veo en tus mesetas
gentes duras, agrestes y sencillas
y no puedo quitarme tu olor y tu brisa
aunque ese fuese principio y fin en mi vida…
Siento desde las oscuras islas umbrías
todo el dolor de la lejanía
y viene a mi mente el recuerdo
de tus noches, de tus días,
ay, quien pudiese de nuevo acariciar con ternura tus mejillas…
Volveremos a vernos Extremadura bendita
aún cuando no sea en esta vida
y correremos...