
Lenta y pesadamente, como martillo sobre yunque,
surges distante y armoniosa ante mis ojos, deslizándote
a lomos de dispersos sonidos que lentamente,
como
jeroglíficos,
que se agolpan en desorden
en mis sentidos batidos por la
fiebre,
viajas rauda y etérea ante mi vista mientras de ti,
añoro la libertad que posees y q a mi se me prohíbe,
encerrado en vida tras este ventanal desde donde veo
reflejada en él mi agonizante imagen,
mi inquietante destino
y deseo morir poco a poco,
o un poco con cada mucho de ti,
que más dará, si tan solo con ello imitar pudiera
tu efímera existencia al hacerlo,
muero...