Este infausto agosto de nuestras vidas, al que aún tratamos de
retratar, como solía ser en otro tiempo, sin conseguirlo, se nos presenta ahora,
en estos tiempos de tribulación y mezquindad, como aquel octavo pasajero que
busca destrozar nuestras entrañas y surgir en esta nave Nostromo en la que se
ha convertido Espanishtán, aunque ahora nuestras entrañas sean nuestros
atribulados y maltrechos bolsillos y el alien, la indecencia del que tiene y
nos invita a ser felices desde su obscena riqueza y nuestra indecente pobreza.
Pero esa, es otra historia.
Hoy me he desayunado con la inquietante noticia, aunque no para
mí, de que Podemos es ya la tercera fuerza en el lodazal político de este hijo
bastardo de Europa que es Iberia, y os confieso, que me he inquietado mucho porque
no he dejado de escuchar que el triunfo de estos peligrosos antisistema traerá
las siete plagas bíblicas, el deshielo en los polos, la deforestación de los
bosques, la lluvia ácida, la caída de los dioses y un sin fin de penalidades, y
me pregunto: ¿para quién o quienes?
Pues después de tomar mi ducha matutina, me he puesto a discurrir
y entre café y café, y os confieso que he llegado a un puñado de conclusiones,
que tal vez no arreglen el mundo, pero que os confieso que me han ayudado a
sobreponerme a mi mal humor mañanero y que quizás puedan explicar el porqué de
lo humano y divino de este tema.
Si bien es cierto que Podemos puede haber surgido como respuesta
al resentimiento y el hastío que la clase política española ha ido sembrando entre
la sociedad, no es menos cierto que su irrupción está haciendo tambalear, con
cada nueva encuesta, los umbrales de comodidad del bipartidismo. También, es
cierto que, hasta el momento, su liderazgo personalista, la hoja de ruta y su programa
son más bien difusos y que probablemente su espacio vendrá refrendado o no, por
la confrontación con los programas de los otros partidos de la izquierda, nunca
con la derecha, porque como ya hemos visto, los votantes del PP, lo son, a
pesar de la corrupción, de sus incumplimientos, del sufrimiento infringido a la
clase media y baja de este país; eso a ellos ni les importa ni les separa un
ápice de su preconcebido y ferviente inmovilismo ideológico, por tanto, es a la
izquierda desmembrada y disgregada, a la que le toca elegir en qué lado del
tablero se coloca; o bien en un frente común para desalojar a estos indeseables
que ya buscan maneras de perpetuarse en el poder, o por el contrario, llevan su
nihilismo del no pasa nada hasta las consecuencias finales, es decir, hasta la
desaparición del PSOE y de Izquierda Unida, porque tantos los unos como los
otros han demostrado, por un lado, que su deriva ideológica ha ido variando
desde el centro izquierda hasta el liberalismo de centro derecha, en el caso de
los primeros, o, en el caso de los otros, desde la izquierda de manual y teoría
hasta el acomodo imperturbable y cansino del que se sabe eterna tercera fuerza
política sin ningún predador que incomode su sereno discurrir. Pero esto
llegará, ha de llegar, sin duda ha de llegar.
No obstante, lo que definitivamente me ha hecho ponerme a escribir
sobre este tema, no es tanto el describir a los unos o a los otros, porque a
todos ellos ya los conocéis e incluso los habéis padecido en todas sus
vertientes: fascismo, derechismo, neoliberalismo, centrismo, socialismo,
izquierdismo, no, lo que me ha hecho sentarme tras estas líneas, es el hecho de
creer fervientemente que desde ahora deberemos acuñar un nuevo término: “el
antisistemasismo”: (dícese de aquel que intenta hacer algo diferente, nuevo,
contrario a lo establecido por injusto y desfasado, en resumen, algo que toque
los huevos u ovarios a aquellos y aquellas que, de no hacer nada durante años,
los tienen bien grandes de rozarle con los muslos).
Porque en mi humilde opinión, estimadas lectoras y lectores, este
nuevo término no ha sido acuñado o forjado por la aparición de Podemos, ya que
los verdaderos antisistema ya los teníamos en casa y les invitamos al festín
con nuestros votos; los antisistema son todos esos políticos corruptos, son los
de los sobres, son los salvapatrias que proclaman la independencia mientras son
dependientes de sus fortunas en Suiza y Luxemburgo, son los que cercenan la
sanidad y la educación, son los que acaban con la dependencia, son los que
venden armas a los regímenes que después tildan de sustentar y apoyar a Podemos,
son los que se llaman periodistas objetivos e independientes, mientras sus
periódicos son inundados de publicidad institucional pagada por el gobierno,
son los que tachan de etarras a los que les desenmascaran o piensan diferente,
son los que viajan en coches blindados y llevan escoltas para ir a la
peluquería, son los que gastan millones de euros en remodelar sus despachos, son
los que levantan mausoleos para perpetuar su paso por la política, son los que
tachan de demagogos a los que abren en verano los comedores escolares para dar
alimento a los niños que carecen de él, son los que desalojan a palos a los que
no pueden pagar sus hipotecas, son los que acaban con la música en las aulas y
la cultura en los teatros porque o no les da beneficio o no apoyan su
ideología, son los que cierran lo público para beneficiar lo privado, son los
que dejan sus cargos públicos para enriquecerse en los oligopolios del poder
económico privado, esos son amigos y amigas, esos son los verdaderos
antisistema, y no los que buscamos justicia, igualdad, bienestar y democracia,
solo espero que el tiempo borre de ellos su nombre y a nosotros nos devuelva el
futuro que los unos y los otros nos han hurtado.
Un saludo y espero que os guste.
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