Sin saberlo, de mi pluma brotaron espumas de azules requiebros,
para hacer del desierto-oasis y
sembrarlo con mis versos,
planté estrofas, pareados, hice
rimas con mis manos,
rompí fotos en pedazos, pinté
dioses enfrentados,
puse glosas en sus márgenes que
explicasen mi pasado...
Doce estrofas de perfumes, de
dulce cerezos preñados
rimando en sinuosas escaleras con
estériles peldaños
cien palabras con sabores de
verde olivo y castaño
serenatas con olor a rosas,
lirios y nardos...
Ven, cuéntame, y dime, de qué
color es la pena
que cobarde se disfraza de
alegría, cuando menos te lo esperas,
cobijándose entre sombras para no
ser sorprendida
para huir sin enfrentarse con la
lástima maldita...
Léeme suavemente de algún lejano poeta
la más dulce poesía
y si no consigues hallarla, me
conformaré, con su más triste elegía
miénteme si te place, háblame de
dulces promesas o de palabras baldías,
quizás de absurdas quimeras que
son palabras vacías...
Hoy quiero elevar mi voz aún cuando
ruge la más fiera marejada
quiero vivir como un bohemio,
sustentándome en la nada
y como la tinta que emborrona
estas cuartillas de poesía
quiero que así sea mi vida,
como una llama sin candil, que no
atina a ser prendida...
Para Sweet “D”.
1 comentarios :
Tienes el don de la música antigua
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