Cada mañana, cada tarde y cada noche caminamos impasibles calzada arriba ronda abajo, siempre con la cadencia de un péndulo, siempre haciéndonos preguntas, buscando respuestas, escudriñando razones, ignorando motivos y no hallando más que sonoros silencios.
Anoche mientras acariciabas tu pelo frente al espejo y contabas cuentos felices a nuestra hija tuve una extraña sensación que aún no logro comprender. Sentí la angustia de no poder hablaros pues me faltaba la voz, de no poder tocaros pues mi tacto había huido de mí, y ni tan siquierapodía acertar a imaginar que motivo me alejaba de vosotras cuando os sentía tan cerca y a la vez tan lejos.
Hago memoria intentando poner en orden las piezas que desordenadas se agolpan en mi cada vez más lejano recuerdo y no atino a imaginar cuando comenzó esta extraña sensación que ahora me invade y me hace sentirme como un extraño encerrado en mí mismo.
Mis compañeros de pesares en éste errabundo vagar, que no cesa día tras día, comparten mi dolor limitándose a mirarme cabizbajos cuando se cruzan conmigo y callan, e intuyo que es porque ninguno de ellos tiene la clave del insondable desatino en el que, desde aquel día, giramos como planetas rodeando orbitas que ni nosotros conocemos y total para qué.
Os veo sentadas cada día a la mesa, riendo con vuestras absurdas complicidades y me gustaría ser parte de ellas, sin pretenderlo, me hacéis sentirme alejado de vuestras cosas, de vuestro mundo, y comprendo que al ser madre e hija deba ser así, pero sin embargo, me hacéis sentir ausente como si ya no formase parte de vuestras vidas y vosotras, sí de la mía.
Vuestros ropas siguen colgadas en los armarios junto a mis desgatadas camisas, nuestras fotos siguen apoyadas en la raída mesilla del dormitorio, pero os noto distantes y me duele, me hacéis tanto daño que si intuyerais mi dolor me dejaríais partir.
Partir hacia dónde, alejarme de vosotras sería tan doloroso como estar a vuestro lado, me siento tan solo, tan….Anoche mientras untabas delicadamente tu cuerpo de afeites y lentamente te desnudabas, te deseé de nuevo, te deseé como nunca, te deseé como siempre, pero ya no me pertenecías y de repente comprendí que el ausente era yo, que ahora era yo quien moría con cada imaginada escena, y que por fin, debía asumir que ya no estáis, que os habéis marchado definitivamente de mi vida y que lo que creo ver en cada paso que doy, en cada aliento que tomo, es simplemente el deseo de lo que me gustaría que fuese, pero no la realidad que en realidad es, porque ahora sé que ya no estáis a mi lado.
Muerto soy y tan muerto en vida me siento, que ahora que sé que ya no estáis mis amadas mujeres, mis dulces amores, mi esposa y mipequeña y preciosa hija, siento en mi interior el mayor vacío que el vacío alguna vez causar pudo.
Antes de despedirme para siempre de vosotras, debo pediros perdón, perdón por no estar ahí cuando me necesitasteis, por dar más valor a mis ideas que a mis únicos bienes, perdón, por defenderlas a ellas y descuidaros a vosotras, pero cómo podía intuir que mi clandestina huida les llevaría hacia vosotras, cómo podía presumir que aquella noche tras abandonar furtivamente nuestra casa para adentrarme en el bosque, ellos os detendrían y con la sorna del verdugo os invitarían a dar un último paseo al alba.
Ahora que ya lo sé, ahora que ya lo he admitido, ahora podré descansar y mis dulces sueños serán siempre para vosotras, ya podéis marcharos por el camino cogidas de la mano y no desesperéis mis bienes, pronto estaré con vosotras, pero no aún.
Este relato se lo dedico a todos y todas las personas represaliadas que aún vagan sin encontrar un lugar donde descansar, todos les debemos su memoria y su recuerdo. Un saludo y espero que os guste
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