Ya no recuerdo cuánto tiempo llevo en este lugar, hace tanto,
que desconozco si es de día o de noche, esta oscuridad sin embargo, no se me
hace hostil, me muevo en ella como si yo le perteneciera desde siempre,
siempre, indefinido adverbio para mi, sin embargo me siento muy cómodo en este
lugar. Cada indeterminado espacio de tiempo alguien me alimenta y ya me he
acostumbrado a moverme entre estos húmedos muros, que como cárcel me
aprisionan, pero aún así, no siento ningún miedo ante ellos y mis necesidades son
siempre cubiertas como por arte de magia, daría cualquier cosa, aunque de todas
carezco, por saber dónde estoy, quién soy y si soy huésped o anfitrión.
Pasan los días, los meses, si se me permite llamar así a estos
insondables periodos, pero con cada instante que pasa se me hace más y más
difícil el moverme, en lugar de menguar, crezco, hecho éste que no logro
comprender. Ayer he pensado que más pronto que tarde debo buscar una salida a
este acomodo, debo buscar la libertad que sin yo desearlo alimenta cada día mi
curiosidad y al mismo tiempo me atrae sin remedio.
Hoy sobre las 7 de la mañana, como más tarde alguien me contó,
un extraño desconocido me golpeó varias veces con una violencia con la que
nadie me había tratado hasta ese
momento, lloré, si lloré, no me importa reconocerlo, y al alzar la vista, pude
distinguir entre mis nublados ojos una figura desconocida hasta entonces, que
me sonreía y ya siempre estaría a mi lado: mi madre.
Un saludo y espero que os guste
0 comentarios :
Publicar un comentario