Me equivoqué, ahora
estoy seguro de que me equivoqué, ya me lo decía mi madre, lo tuyo hijo mío, es
el artisteo y la farándula y como nunca me haces caso, vas y te pones a estudiar en la Universidad y a sacar una
carrera o dos, total para nada y que razón tenía.
En éste artículo
que atisbo a comenzar, me veo en la necesidad imperiosa de intentar descifrar
los insondables arcanos que rodean nuestras comunes vidas y la diferencia entre
ellas y las de los referentes que nos rodean, o sea, las vanguardias de
occidente: Borjita y Francisquito.
Comenzaré señalando
la diferencia entre nosotros y ellos, pues veo con gran algarabía y regocijo
que en este país de pandereta los sufridos curritos simplemente “tenemos” un
mes de vacaciones mientras Borjita y Francisquito “están” de vacaciones
continuas y yo me pregunto bajo que ley darwiniana, éstos elementos de barraca
de feria y bulería han sido elegidos como especie dominante de nosotros, los
del montón, pero entremos en materia descriptiva, que así seguro que al final,
lo acabo entendiendo.
Borjita, hijo de la
baronesa Thyssen, es un personaje cuya apariencia, y quizás su inteligencia,
fluctúa entre la de un portero de discoteca atiborrado a esteroides y el
Prometeo de Mary Shelley pero a lo basto. Su excelencia estriba, sin duda, en
su innegable sex appeal y en su incomparable don de gentes, apreciable sobre
todo, por su capacidad para atraer a las
mujeres, bueno sólo a una, que gratamente se vio atraída por las grandes
capacidades intelectuales del peculiar efebo y no por sus innatas virtudes
pecuniarias, vaya que mal pensado. Borjita, no trabaja, no le hace falta y lo
agradecemos porque siendo como aparenta ser, probablemente al intentarlo
causaría un choque entre las placas tectónicas y yo, en nombre de la humanidad,
se lo tengo en gran estima. Borjita, eso si, tiene una gran virtud entre sus
muchos dones, Borjita está en continua vacación, en continuo y solaz retiro del
mundanal mundo laboral, él únicamente descansa del cansancio inherente a tanta
vacación, ánimo Borja, sabemos que sabrás superarlo.
Por otro lado, y en
este caso lo digo desde mi más profundo respeto y admiración, tenemos a
Francisquito “el pantojo”, heredero de
una mente privilegiada, le viene por herencia genética, encerrada en un cuerpo
envidiable a juzgar por lo que moja el churro el compañero y regado todo ello y
como colofón, por una faz del todo punto codiciada. Francisquito, se jacta de
ser simpático, y le damos la razón, porque apostaría mi reino a que tiene que
ser eso y no el dinero lo que atrae a tanta bella mujer a su lecho.
Francisquito ha hecho intentos por trabajar, juramos que los ha hecho, pero el
trabajo es arduo e ingrato y sin duda, no le ha tratado bien. Para salir del
infecto mundo del “laboro”, nuestro héroe, ha tenido que realizar grandes y
onerosos esfuerzos, aún a riesgo de su salud no sólo mental sino física, pero
al final y tras muchos intentos ha logrado salir del pozo de la desidia laboral
y ahora se dedica a la filosofía del “no doy golpe pero me quieren”. Sin duda
éste referente de las vanguardias europeas debe ingresar por sus méritos en la
sala de la fama de los ilustres pensadores, o debe ser mencionado en los libros
de historia porque sin duda, ha dejado poso en nuestras vidas.
Por todo ello y
para terminar este artículo propongo retirar el premio Nobel a todos aquellos
que lo hayan obtenido alguna vez y fundirlos con el fin de premiar a estos dos iconos
de nuestro tiempo como muy bien se merecen. ¡Ay mi cabecita, qué país de envidiosos!
Un saludo
y espero que os guste
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