"Dedicado a todos aquellos que intentamos nadar contracorriente en el ámbito cultural de las Islas Canarias"

16 de septiembre de 2012

Lo que nunca sabrás...

No es este poema, éste enigma, una declaración de amor en su medida,
es simplemente, o eso creo, un grito de absurda esperanza baldía,
sólo un soplo de aire inconstante, un grito ante mi último hálito de vida…

Préstame atención, si prestarme algo humildemente pudiera pedirte,
que hoy quiero susurrarte bellos secretos al oído,
secretos azules como animales encerrados en un vientre adormecido,
deseos que mantuve durante años en remotos lugares prohibidos…

Me he acostumbrado tanto a mudar mi piel con cada nueva primavera,
que nunca pensé que el mar encerrado en tus ojos me trajera,
la terrible sensación de desear caminar por el alambre de tus besos,
mientras, tú sin saberlo, a dos palmos de mí te paseas en silencio…

Como caracolas que sin mar en su interior,
buscan sin éxito su lenguaje en los alisios,
mientras con tan sólo un suave vaivén,
evitando tropezar pierden lentamente su equilibrio…

Henos aquí de nuevo, otra vez como dos extraños frente a frente,
recitándonos poemas inconclusos, ¡qué valientes!, al oído,
tú, uniendo sonetos con sonidos nunca antes pronunciados,
y yo, poniendo palabras que jamás existieron en tus labios …

Las horas pasan, entre furtivas miradas, como deudas impagadas
como hirientes saetas que no aciertan a encontrar en el aire su morada,
como periodos de largos silencios que han salido de un letargo prolongado
y sólo acierto, sin poder evitarlo, a crear remolinos en mi taza,
como un naufrago olvidado,
calculando cómo a este punto sin sentido hemos llegado,
a este absurdo laberinto sin salida,
mientras siento en mí una extraña sensación
de poema nunca antes recitado…

Soñar se convirtió poco a poco en un delirio
por la fiebre hasta entonces usurpado,
tan sólo un vicio gratuito nunca antes consumado,
que me permitía sin riesgo beber de la aterciopelada fruta de tus labios…

Me entregaste, por capricho, con el aire que exhalabas
tres deseos y un reproche,
con uno pude imaginarte en la soledad vacía de tus noches
y con ella hice un sendero que al recorrerlo tras amarte se borrase,
con otro partí desde una playa en calma y al divisar tus costas,
soñé quedarme allí y hacer de tí mi ultima ensenada
y con mi último deseo, dibujé con trazos los atajos
que recorrían tus formas y sin embargo,
siempre viviré en el reproche de sentir todo esto que jamás conocerás….



Un saludo y espero que os guste.

5 comentarios :

Hermoso poema, te hiciste esperar, pero al fin el estío fue fecundo; se me ocurre... de la última frase ¿por qué pensamos en ocultar los sentimientos más tiernos y no dejamos que lleguen a su legítimo destino? Siempre nos queda el desahogo de la poesía, gracias a lo cual se escriben cosas increíbles, pero, no deja de ser una lástima ¿verdad? Un abrazo.

Te saludo con afecto. Quizás porque la cobardía es la barricada que más a mano tenemos y la que nos permite ocultarnos tras de ella sin temor a sentirnos heridos o vulnerables. Por supuesto, la poesía es mi barricada y a la vez la única amada a la que no le he sido o soy infiel, siempre vuelvo a ella.

Me encantó. Sigue escribiendo, Mario. Me alegro que este verano pudieras recargar las pilas.

Muchas gracias, cuando escribes poesía practicas, si me lo permites, el onanismo de escribir por tu propia autosatisfacción, nunca piensas que hay alguien ahí fuera que puede pensar algo bueno de eso que escribes inconscientemente. Gracias y espero que la próxima sea tb de tu agrado.

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